lunes, marzo 13, 2006

LAMENTABLE, hinchas del fútbol uruguayo...


CAMPEONES DE LA BESTIALIDAD Y LA BARBARIE.

El día sábado 11 de Marzo de 2006, será otro día negro para el fútbol uruguayo.

Se jugaba un partido de fútbol (vamos a llamarle así a eso que actualmente se juega en Uruguay), entre Peñarol y Cerro.

Primer hecho LAMENTABLE:
La hinchada de Cerro se trasladaba en camiones, como lo hace habitualmente, pero esta vez, decidieron cambiar el recorrido habitual, para evitar encuentros indeseados con la hinchada rival.
Curiosamente, algunos hinchas de Peñarol se enteraron del cambio de recorrido, y fueron a interceptarlos.
En una avenida importante, los camiones de Cerro, fueron agredidos a pedradas y botellazos por hinchas de Peñarol.
Los camiones detienen la marcha y varios hinchas de Cerro salen a correr a los agresores.
Uno de los hinchas de Cerro cruza la gran avenida sin mirar y es atropellado por un auto, que circulaba correctamente y habilitado por los semáforos.
El saldo:
Un hincha de Cerro com ambas piernas fracturadas, y un conductor de un auto que nada tenía que ver con el problema, envuelto en líos, con su auto dañado y agradeciendo el no haber matado a nadie.
Muchos dirán al lado de la fractura de ambas piernas, lo del auto y el conductor no es nada, pero seguramente lo dicen por no ser el conductor del mismo.

Segundo hecho más que LAMENTABLE:
Tres jóvenes hinchas de Peñarol, se dirigían al estadio en donde se jugaba el partido.
Tenían puestas las camisetas de Peñarol, y fueron interceptados por una hinchada de Cerro.
Al ver que la cosa venía de patoteada, intentaron escapar para evitar problemas.
Dos de ellos pudieron hacerlo, el tercero, un jóven de 17 años, no pudo escapar, y fué apuñalado en el torax, perforándole un pulmón. Cuando cae al piso, no conformes con tal barbarie, le parten una baldosa en la cabeza.
El saldo:
Un jóven hincha de 17 años, en grave estado de salud, y seguramente preguntándose porqué, que fué lo que hizo mal, sólo quería ir a ver un partido de fútbol.

Tercer hecho más que LAMENTABLE y FUNESTO:
Ese día se cumplían dos años del fallecimiento de la madre del Sr. Héctor Da Cunha.
Como era de esperar, estaba triste y deprimido, recordando la ausencia de su madre.
Su esposa, al verlo en ese estado, le dice de ir a ver el partido entre Cerro (el cuadro de sus amores), y Peñarol.
Héctor Da Cunha, estaba reticente, pues sabía que a veces se arman problemas, y no quería agregar uno más a su angustiado y triste día.
Pero su esposa insistió, sabiendo que eso le levantaría un poco el ánimo, y por lo menos lo distraería.
Decidió acompañarlo junto con su hijo de 12 años.
Héctor Da Cunha, ante el acto de amor de su esposa y de su hijo, decidió ir al partido.
No quería llamar mucho la atención y solo llevó un gorrito de Cerro.
Su hijo, también hincha de Cerro, decidió llevar una camiseta, pero su padre le dijo que también llevara una campera, para taparla en caso de problemas.
Al terminar el partido, los tres se dirigieron a una parada de ómnibus, que queda cerca del estadio, pero no muy cerca (a unas tres cuadras), para evitar posibles problemas con las hinchadas.
La parada del omnibus, quedaba en la puerta de un Hospital, y al ser una zona muy transitada, le dijo a su hijo que por las dudas se pusiera la campera.
Pasó un tiempo, y al ver que la cosa estaba tranquila, decidió ponerse su tan querido gorrito, con los colores de Cerro.
En presencia de su esposa y de su hijo de 12 años, fué agredido por una hinchada de Peñarol.
Su esposa veía sin poder hacer nada, como tomaban a golpes a su esposo.
Pero resulta que lo que ella creía que eran golpes de puño, eran puñaladas.
Su hijo intentó zafarse de quienes lo estaban sosteniendo a él y a su madre, para ayudar a su padre.
El niño de 12 años, fue zamarreado y tirado a un costado.
La madre escuchaba horrorizada, como uno de los agresores le decía a otro, "dale, matálo de una vez", "y al pibe?", "al pibe no que es chico".
Luego de tal HORRENDO acto, los agresores, se retiraron del lugar del crímen.
Héctor Da Cunha, a pesar de sus heridas, pudo ponerse de pié, y como pudo ir hasta el hospital que estaba muy cerca.
Pero las heridas eran de tal gravedad, que los médicos y enfermeros de la sala de urgencias no pudieron hacer nada, y Héctor Da Cunha falleció.
Héctor Da Cunha era donante de órganos, pero como serían de graves las heridas, que NO SE SALVO NI UN SOLO ORGANO.
Ni siquiera este acto de amor para con el prójimo, el deseo de donar sus órganos en caso de fallecimiento, pudo cumplir Héctor Da Cunha.
Según sus allegados, Héctor Da Cunha era una persona EJEMPLAR, laburante y gremialista del transporte, solidario, generoso, pacifico, cuyo único error fué ir a ver un partido de fútbol con su esposa e hijo.
El saldo:
Un hijo de 12 años que se queda sin padre sin entender por qué, y con esas horrendas imágenes torturándolo para siempre.
Una esposa que se queda sin su esposo y sin el padre de su hijo, preguntándose por la eternidad, que hubiera pasado si no le hubiera dicho, en un acto de amor a su esposo, que fuera a ver un partido de fútbol en familia.
Una gran cantidad de amigos y familiares de Héctor Da Cunha, que no entienden por que a una persona tan buena, le pasó tal barbarie.
Una sociedad indignada y preguntándose hasta donde vamos a llegar. Porqué alguien no puede salir un fin de semana con su familia, sin saber si regresará a su hogar.

Muchas preguntas sin respuestas.

Ojalá que los familiares y amigos de Héctor Da Cunha, puedan ver este mensaje y sepan, que TODA LA GENTE DE BIEN, ACOMPAÑA SU DOLOR.
Nada de lo que se escriba y diga podrá borrar lo que pasó, ni podrá alivianar el dolor de esa familia.
Que este mensaje sea un SENTIDO PESAME, para la familia y amigos de HECTOR DA CUNHA, que pudo haber sido cualquiera de nosostros.
Este mensaje permanecerá en mi BLOG a modo de recordatorio.

No soy hincha de ningún cuadro de fútbol, no conocí a Héctor Da Cunha, ni a sus familiares y amigos, la INDIGNACION y la IMPOTENCIA, me hicieron escribir estas tan tristes líneas.