domingo, marzo 18, 2007

Billetera mata galán?


Yo uso billetera y siempre usé billetera.

Tal vez por la época de mi adolescencia. Algunos recordarán lo que fué la época de la dictadura militar, tanto en Argentina como en Uruguay. No se podía salir sin documentos y cualquier milico te podía pedir los documentos y aún mostrándolos, esto no te garantizaba que no te llevaran. Por eso me acostubré a usar billetera, llevaba hasta el carné de vacunas, fotocopia de la cédula de identidad (dni creo que le dicen en argentina), algunas fotos carné y algún peso.

El estado de mi billetera, siempre es una cagada, media podrida, deformada, cosida a mano, rota por dentro y por fuera, con pelusas y papeles al santo pedo, que los duendes me ponen para que cada tanto me divierta cuando hago limpieza.

Los billetes grandes (pocos), atrás del todo, ordenados de mayor a menor y con las caras todas para el mismo lado, los billetes chicos, lo mismo.

En un costado de la billetera, van lo que son documentos, cédula, libreta de conducir, propiedad del auto, carné de salud, carné de funcionario de donde trabajo, certificado de vacunas y grupo sanguíneo, y no sé porqué, pero siempre llevo algunas fotos por si me tengo que hacer un carné. Parecería que tengo un bloqueo neuropsiquicocerebral, que me impide acordarme que tenía que llevar foto, cuando tengo que hacerme algún carné.

En el otro costado, las tarjetas de crédito (una sola y la más berreta que se puede sacar), la tarjeta de puntos del supermercado (mi esposa me garcó y me dió el título honoris causa de portador de tarjetas pelotudas), la tarjeta del cajero automático. Son cuatro tarjetas, pero tienen el grosor de las tarjetas de crédito usadas por los picapiedras.

JAMAS, llevo monedas encima, solo cuando me garcan y me dan un vuelto, el que va a parar de inmediato al cenicero del auto, que uso como depósito de monedas porque no fumo. La vida me ha castigado con las monedas y siempre que las porto las pierdo, me siento y se me caen, me agacho y se me caen, me acuesto y se me caen, no importa donde las guarde, calculo que si me las guardara en algún recóndito lugar corpóreo, al mejor estilo Papillón, seguro me agarro diarrea, y obviamente, también se me caerían.

La Billetera refleja la personalidad del portador, al igual que la ropa, el perro y el auto. En mi caso, la billetera refleja que me importa un bledo el "galmour", pero muestra cierta coherencia en la forma de guardar las cosas. El estado de las cosas que debo portar por obligación, refleja que me importan un huevo. La plata que llevo demuestra que no soy materialista, nunca ando con mucho y mi jermu siempre me pone plata, o puedo andar varios días sin plata encima, si necesito de urgencia, voy al cajero automático, el cual por designio del universo cuántico no funcionará como es debido, y deberé buscar otro.

La ropa siempre me queda un cagada, no importa que tan nueva sea, que tan bien combinada esté, o de que marca sea, en menos de una hora, cualquier prenda de vestir que me ponga tomará formas insospechadas por los fabricantes, dignas de estudio. Si voy a comer algún lado, mi ropa reflejará el menú, mejor que cualquier carta impresa, por supuesto que también la carta de bibidas.

El perro (que ahora no tengo), puede ser cascarriento o sin marca, de pelo corto, chico, y que cague poco. He comprobado que hay perros chicos que cagan igual que los grandes, y siempre que haya un sorete en el universo verederil, será pisado por mi calzado.

EL auto siempre deberá estar mugriento, la cera es para las colmenas de las abejas, los olores a bosque son para los bosques, los olores a flores son para las florerías. Cualquier intento de camuflar los olores naturales del auto, con algún aparatito o colgante con olor, será opacado por un profundo aroma a mierda de perro (ver párrafo anterior). Es un castigo de los dioses, con el que debo cargar de por vida. Lo mismo sucede el día en que se hace limpieza general en mi casa y los dioses detectan olores falsos en mi hogar.

Saludos, Daniel Bertúa