domingo, agosto 06, 2006

A mi tía Esther


Aquí me pongo a versiar,
en honor a una tía vieja,
que hasta parece pendeja,
en su diario quehacer,
pues ella jamás poder,
quedarse quieta o tranquila.

Parece que marcha a tequila,
por la energía que pone,
y jamás ella se opone,
a una gran tarea pedida,
no importa si es muy sufrida,
seguro que ahí está la doña.

Merece regalo con moña,
más ella jamás nada pide,
por eso pa' algun convide,
que en mi casa alguna vez aiga,
seguro que yo la traiga.
pues lo supo merecer.

Hermana de mi madre es mi tía,
mayor que ella por cierto,
y con el corazón abierto,
pa' lo que guste mandar,
la señora siempre estar,
eso pa' mi si ques cariño.

La recuerdo desde niño,
cuando juntos a almorzar,
con su esposo invitar,
a aquella gran comilona,
que entre armónicas entona,
alguna vieja canción.

Por alguna extraña razón,
yo recuerdo aquel gran hecho,
que albergó en ese gran lecho,
a tanta gente querida,
que por muchos, repartida,
siempre nos suele encontrar.

Y debo también recordar,
a sus hijos, o sea, mis primos,
que son pa' ella cual trinos,
que su esposo le supo cantar,
y que desde el cielo cuidar,
a toditos con gran amor.

Esto suena más sin tambor,
tal vez con armónica de fondo,
pues es un sentimiento hondo,
el que por ella yo siento,
que siempre me pone contento,
y que hoy quiero dedicar.

Sus hijos ahora predicar,
la palabra del señor,
más siempre con mucho amor,
con tolerancia y respeto,
y este es un verso escueto,
pa' describir su fervor.

Lo escribo sin ningún temor,
pues lo digo muy sincero,
esta tía es la que mas quiero,
y donde sea que vaya,
mi amor por ella no calla,
pues la recuerdo en mi ser.

Hoy nos vamos tuitos a ver,
en el cumpleaños de su hija,
toda una familia prolija,
que nos invitó a comer,
y sé que pa' volvernos a ver,
esto ellos han pensado.

Agradecido yo he estado,
desde un primer momento,
pues anteriormente un lamento,
por no haber podido ir,
pero el destino decir,
que siempre hay segunda vuelta.

Tal vez con mi lengua suelta.
porqué, vaya uno a saber,
me he dedicado a poner,
con cariño en estos versos,
los ratos en que nos vió inmersos,
en su amor sin interés.

A una mujer así querés,
pues tuito el amor se gana,
y cuando hoy se vaya a la cama,
y se duerma despacito,
recuerde a su sobrinito,
que por siempre la recuerda.

Y esto ya afloja la cuerda,
pa' que no resulte tan largo,
disculpenme si en un letargo,
a todos ustedes sumergí,
y eso que apenas describí,
un poquito de la tía Esther.

Sé que a ella le gusta tener,
recuerdos de sus parientes,
fotos de todos sonrientes,
alguna carta, o lo que sea,
por eso yo quiero que lea,
esta humilde descripción.

GRAN SEÑORA, sépalo,
y guay que un perro me ladre,
pues como a mi segunda madre,
sepa que yo la quiero,
por todo ese gran esmero,
que con su luz siempre nos toca.

Brindemos con vino o coca,
da lo mismo pa' este caso,
y ojalá que hoy al ocaso,
recordemos este día,
el que una vez más, junto a mi tía,
nos llenó de amor y placer.

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Saludos a mis primos y por supuesto
A MI TIA ESTHER
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Daniel Bertúa
El autoproclamado sobrino preferido