lunes, setiembre 25, 2006

Una cita perfecta


Mi cita perfecta es cuando los nenes se han dormido, y podemos armarnos un copetín. Tomamos alguna cosita, vemos alguna peli, y hacemos aquello.

La cita perfecta continúa, aún cuando me tengo que hacer el bobo y desclavarme de la espalda un Power Ranger con espada y todo que mi nene dejó olvidado en la "cama grande".

La cita perfecta continúa, aún cuando se escucha a lo lejos, del piso de abajo, un gritito que dice "papá quiero aguaaaa".

La cita perfecta continúa, aún cuando luego de darle agua al hijo o hija solicitante, me clavo en mis sensibles pies descalzos, una Barbie Flex, toda retorcida y con algún alambre pa'juera, oviamente toda despeinada.

La cita perfecta continúa, aún cuando las migas de alguna galletita olvidada en la "cama grande", se desliza entre mi cuerpo refrescado y la remera de manga corta.

La cita perfecta continúa, aún cuando el teléfono suena en lo mejor, y te hace interrumpir las delicias de la vida conyugal.

La cita perfecta continúa, aún cuando el segundo hijo o hija te llama, porque se ha despertado con alguna pesadilla terrible, una chica superpoderosa se volvió mala y quiere robarle algún juguete preferido.

La cita perfecta ha concluído, pues la "partenaire" luego de tantas interrupciones se ha dormido, son las 3.37 am, en el reloj digital, al otro día hay que levantarse temprano, a eso de las 6.00 am.

Esa es la cita perfecta, ya que nada estorba un amor que continúa día a día, en una nueva cita perfecta con esperanzas de menos interrupciones imperfectas.